domingo, 30 de marzo de 2014

Manifiesto de la incomunicación

Niki Roehreke- Yuxtapoz Magazine
No aguanta más. Grita.¿ Por qué no entiende? ¿Acaso le hablo en otro idioma?

Las palabras salen de su boca y se disipan como humo antes de llegar a otros oídos.

Sus manos empiezan a mojarse, brotan gotitas de sudor. El estómago se tensa, la parte superior está dura como piedra. Un ímpetu vasto la posee.Se enraíza en la tierra desde sus pies y comienza a subir lentamente. Recorre las piernas, estremece su pubis, agita su ombligo, hace un shock eléctrico en su corazón, lo deja arrugado, remueve su garganta. El cerebro le hierve, puede sentir como le burbuejean las víceras.

Grita otra vez. Sarta de barbaridades. Respira. Piensa. No más. Se calma. Decae la furia. En una sentésima de segundo un destello de luz ilumina su cabeza.No más.

Intenta hablar de nuevo.Arma rápido un discurso, esta vez con otras palabras, unas amables, más su razonamiento no es coherente para la oreja ajena. Es inconmovible. El otro ojo ve que cómo su lengua se transforma en una serpiente, incluso puede distinguir las escamas, se menea sensualmente y escupe ponzoña.

Rebota la pelota. Ahora las palabras ajenas. Una maldición cargada de envidia, frustración, insolencia y rencor causado por viejas heridas se le clava en el alma. Lo recibe en un acto de contrición. Agacha la cabeza.

No entiende. Se avergüenza. Deduce, en lugar de ser un respiro, me convertí en un lastre más de ese espíritu mutilado, sordo de odio y resentimiento.

¿Qué haces?

Varias lágrimas se deslizan por las mejillas. Se estrujan los cuerpos. Las miradas aguadas por el llanto se cruzan. Se aprietan más fuerte. Se reconocen. Vienen a sus mentes imágenes del pasado, de una historia de amor inconclusa donde ellos tenían una apariencia distinta pero el espíritu era el mismo. Ambos corazones laten con fuerza, una energía divina los entrelaza.

¿Qué haces?

Algo dentro de sus orejas hace, pufff. Se abren.

Sólo quería...Esta vez nace de sus labios una disertación afín, lógica. acorde, emocional, tierna. Lírica vivaz. Eso quería.








sábado, 8 de marzo de 2014

"Mi lucha es contra Monsanto", Sofía Gatica. Ganadora del Premio Goldman 2012.

Tras la muerte de su hija, al parecer por efectos de los agroquímicos, Sofía Gatica emprendió una lucha contra el uso de estas sustancias y en esa pelea terminó enfrentada con una de las multinacionales con mayor presencia en Argentina. Escribí parte de su historia para El Espectador el 26 de Febrero de este año, el día que llegó a Colombia para participar de Encuentro Latinoamericano y del Caribe Hispanohablante “Mujeres, medio ambiente y territorio”. Ella es otra mujer guerrera, a la que vale la pena recordar hoy, el día Internacional de la mujer.
En su perfil de Facebook se define como “mujer guerrera”. De mañana trabaja en la Alcaldía y el resto del día se dedica a luchar vehementemente contra Monsato, la empresa a la que ella acusa de haber intoxicado a más de la mitad de la población de su barrio, Ituzaingó, ubicado a 40 kilómetros de la ciudad de Córdoba, y que sería la responsable de la muerte de su hija menor.
Sofía Gatica estará en Colombia como invitada especial del Encuentro Latinoamericano y del Caribe Hispanohablante “Mujeres, medio ambiente y territorio”, que se celebrará en Zapatoca, Santander, desde el 27 de febrero.
En el evento, la líder cordobesa expondrá la problemática de salud que se vive en Argentina por el mal uso de los agroquímicos, que cada día cobra más relevancia por las malformaciones, los cánceres y las víctimas mortales que están saliendo a la luz supuestamente por el consumo de productos de la multinacional. “Vamos a estar planteando estas problemáticas, que no son aisladas sino mundiales. Yo siento que las mujeres somos las que más ponemos el pecho ante estas situaciones”.
Es tal el escándalo en el país austral a raíz de los agrotóxicos, que en 2012 uno de los libros más vendidos fue Mal comidos, de Soledad Barruti, que demuestra a lo largo de sus páginas que el empleo excesivo de pesticidas está causando cientos de muertes al año. Asimismo, recientemente se publicó Envenenados, de Patricio Eleisegui, una investigación periodística que expone el mismo problema, pero se concentra en las víctimas asociadas al cultivo de la soya, uno de los principales productos de exportación de Argentina.
Del anonimato al “nobel” ambiental
Todo empezó en 2001, cuando a la hija recién nacida de Sofía Gatica le pronosticaron apenas unos días de vida debido a una malformación en los riñones. Desconsolada, la madre preguntaba a los médicos cuál había sido la causa de la anomalía, pues en su familia nunca hubo un caso similar. Nadie le dio respuesta.
Con el paso de los días descubrió que en su cuadra había por lo menos seis mujeres que habían perdido un hijo. Unos habían muerto por leucemia, otros por linfoma no Hodgkin y también había tumores y malformaciones. La enfermedad que más se repetía era el cáncer: entre los 5.000 habitantes del barrio había 300 casos de personas con este mal. Sofía hizo un expediente y lo envió al Ministerio de Salud. En un primer momento no le hicieron caso.
Ella y otras 13 mujeres se organizaron bajo el nombre de Madres de Ituzaingó y comenzaron a protestar en las calles para denunciar la contaminación del agua con endosulfán, un insecticida que, según la Red de Acción sobre Plaguicidas (PAN), integrada por 600 organizaciones de 90 países, produce deformidades, desórdenes hormonales, parálisis cerebral, epilepsia, cáncer y problemas en piel, visión, oído y vías respiratorias.
¿De dónde llegó ese endosulfán a las inmediaciones de Ituzaingó? Alrededor del vecindario había campos de soya, los cuales eran fumigados con el agroquímico por lo menos doce veces durante la cosecha (que dura aproximadamente tres meses), con el fin combatir las malezas.
De acuerdo con ComAmbiental, un diario digital de periodismo sustentable, en Argentina se usan 5,5 millones de litros de endosulfán por año para la producción de algodón, maíz y soya, entre otros cultivos, a pesar de haber sido prohibido en 74 países y de que en junio de 2011 quedara incluido en el Convenio de Estocolmo, un acuerdo internacional que regula el tratamiento de las sustancias tóxicas.
La primera disputa de Sofía fue contra los productores de soya de los campos aledaños a Ituzaingó, quienes además del endosulfán usaban glifosato. Su primer gran logro fue impedir que se fumigara a menos de 1.500 metros por tierra y aire de las casas. Por su labor, Sofía fue galardonada con el Premio Goldman 2012, el llamado “nobel” de medio ambiente.
Soyeros en Argentina
“Los soyeros en Argentina son como una realeza política y económica intocable”, dice Patricio Eleisegui. Como lo señala en su libro, el año pasado la soya le aportó a la Argentina ganancias superiores a los US$34.000 millones.
Sus energías ahora están concentradas en un nuevo frente de ataque: Monsanto, el principal productor y proveedor de los agroquímicos en Argentina. De acuerdo con el diario argentino Marcha, la compañía prevé construir la planta más grande para América Latina en la localidad cordobesa de Malvinas. La inversión ascendería a más de US$200.000.000
“Nuestra idea es impedir que se instalen. Yo ya no tengo más vida familiar, ni social. Mi vida es la lucha constante contra los que envenenan a la gente, los mismos que acabaron con la vida de mi hija. El año pasado tuve la oportunidad de estar en la Casa Blanca y le planteé al presidente Obama la situación. Unos días después me mandó una carta en la que reconocía que no podía hacer nada contra la multinacional, pero me dijo que continuara luchando porque lo que estoy haciendo está bien. Eso hago cada día”. 




viernes, 7 de marzo de 2014

“Estoy sedienta de justicia” , Blanca Monroy. Madre de Falsos Positivos

Foto David Campuzano- El Espectador


Blanca Monroy es madre de uno de los jóvenes de los denominados falsos positivos, nombre que se le dio al escándalo que se se reveló en 2008 cuando se descubrió que algunos miembros del Ejército habrían asesinado a civiles para hacerlos pasar como guerrilleros y presentarlos como resultados en las brigadas de combate. Esta entrevista la realicé el 14 de marzo de 2010 en El espectador y la publico hoy para conmemorar el día Internacional de la Mujer. 


¿Usted sabía que su hijo se iba a trabajar a Norte de Santander?
No. El  1° de marzo (de 2008) recibió varias llamadas en el celular del hermano. Le pregunté quién lo llamaba y me decía que era una persona que le había conseguido un trabajo. Al siguiente día recibió varias llamadas, la última  a  las 5:30 p.m. Él se arregló y se fue a encontrar con la persona que le ofreció el trabajo. Salió de la casa a las siete de la noche. Desde ese momento no volvimos a saber nada de él.
¿Qué tipo de trabajo era el que iba a desempeñar?
No nos dijo nada, pero según nos informaron a ellos los mandaban a recoger café.
¿Ya sabe cuánto dieron por la muerte de su hijo como supuesto guerrillero?
Hay otras madres que ya supieron, pero yo no. Sé que por el hijo de Luz Marina Bernal dieron $200 mil, por el hijo de La paisa dieron $600 mil. No sabemos por qué por algunos dieron más. De pronto hasta mejor no saber, es muy duro que la vida de un hijo valga tan poco.
¿Qué es lo más difícil que ha tenido que afrontar desde la muerte de su hijo?
Primero, los seis meses que transcurrieron sin saber dónde y cómo estaba. Luego, enterarnos de que había sido asesinado y que estaba en una fosa común en un lugar lejano. Lo más impresionante fue saber que murió en manos del Ejército, porque supuestamente estaba en un combate.
¿Sabe cómo fue su muerte?
A ellos los recogieron los reclutadores a las siete de la noche y los llevaron a Ocaña, Norte de Santander, a donde llegaron a las nueve de la mañana. Después se los entregaron a los militares, quienes a los dos de la tarde los mataron.
¿Es más triste saber que su hijo murió como un falso positivo?
Sí, no hubiera sido tan difícil si hubiera muerto en manos de la guerrilla o los paramilitares, pero no en manos del Ejército.
¿Le molesta que se use este término para referirse a su hijo Julián?
Falso positivo no es. La muerte de ellos es un crimen del Estado.
¿Por qué cree que su hijo fue uno de los elegidos para asesinarlo?
No sé si mi hijo se conocía con los otros muchachos que desaparecieron, me imagino que los reclutadores vieron la necesidad que tenía él de conseguir trabajo.
¿Alguna vez usted lo oyó hablar de la guerrilla?
No, nosotros nunca tocábamos ese tema, pensábamos que nunca nos iba a pasar.
¿Usted perdonó a los autores de la muerte de su hijo?
No.
Qué le pide al Gibierno para resarcir el daño causado a las familias de los falsos positivos.
Soy una madre sedienta de justicia. Le pedí al Ministro de Defensa que las personas que mataron a mi hijo vayan a la cárcel, pero él no me dijo nada, simplemente asintió. El general Padilla nos dijo que dentro del grupo de militares que asesinaron a nuestros hijos había muchos que eran inocentes, entonces no se puede juzgar a todos.
¿Y es cierto que a ustedes las han amenazado por denunciar?
A mí no, pero en julio del año pasado mis otros dos hijos venían de la tienda y una persona los interceptó les pidió papeles y a la niña la trató con palabras fuertes. A otras madres sí las han llamado y les mandan panfletos que dicen que dejemos de quejarnos, que somos unas viejas chillonas y que las tienen en la mira.
¿Alguna otra persona de su familia ha sido afectada por el conflicto?
Sí, a un hermano que estuvo en el Ejército lo mató la guerrilla y a otro lo desaparecieron los paramilitares.
¿Cuál es la institución que más los ha ayudado?
La Personería de Soacha.
¿De cuál desconfía?
Aunque no debemos juzgar a todos por lo que pasó, desconfío del Ejército. Veo a un militar y se me para el corazón.
¿Cómo está el ambiente en Soacha en este momento?
Hicieron un toque de queda para los jóvenes, no pueden estar en la calle después de las 10 de la noche. Al que violara la medida le daban piso. No sabemos quién dio la orden, pero da miedo salir.
¿Qué opina de que hayan dejado libres por vencimiento de términos a los militares investigados por falsos positivos?
No debieron haberlos dejado salir, no saben el daño que nos hicieron. Ellos deben pagar por lo que hicieron.
¿Hay o  justicia en Colombia?
No.
¿Cuándo llegará para ustedes?
Cuando veamos en una cárcel a las personas que mataron a nuestros hijos.
¿Alguna vez votó por Álvaro Uribe?
Sí, cuando lo reeligieron.
¿Quién será su candidato para las elecciones presidenciales?
Ninguno, ya no confío en nadie.
¿Qué opina de convertir a los estudiantes en informantes del Gobierno?
Grave, los muchachos corren peligro.
¿Cómo ha sido la reacción del presidente Uribe?
La primera nos dolió mucho  porque  salió en los medios a decir que nuestros hijos no habían ido a recoger café. Después de esta declaración intentamos reunirnos con él y, aunque se negó varias veces, finalmente accedió, pero pensamos que era porque quería mejorar su imagen para que lo reeligieran. Yo no asistí a esa reunión.
¿Cree que sirve de algo reunirse con el Presidente y el general Padilla?
No creo. Ellos dicen que por unas personas que cometieron este delito no se puede juzgar a todo el Ejército y que ellos están investigando, pero nada.
Si alguno de sus nietos o de sus otros hijos deseara ingresar al Ejército, ¿lo permitiría?
No. No lo dejaría.
Algo de info sobre los falsos positivos para quienes no conocen el tema http://es.wikipedia.org/wiki/Esc%C3%A1ndalo_de_los_falsos_positivos