Richard Tuschman “Hopper Meditations”. Yuxtapoz Magazine |
Ellos, desconocieron una realidad que se desarrollaba en un espacio inaccesible.
Ellos, fueron cómplices inadvertidos de una aventura incierta, profética.
Ellos, hacían parte silenciosa de un juego vaticinado por el destino.
Ellos, permanecieron anestesiados por las palabras.
Ellos, fueron engañados por una rutina fingida.
Ellos, aparentaron que nada pasaba.
Ellos, pensaron que la situación era sólo un pequeña piedra en el camino.
Ellos, confiaron en que el futuro estaba en sus manos, en que lo suyo era invencible, intocable.
A ellos un día el viento les susurró al oído que su camino era otro, que la felicidad la hallarían lejos.
Quedaron perplejos.
Hicieron caso omiso.
Lucharon contra esa idea, la rechazaron, la vomitaron, la odiaron, la lloraron, la fueron aceptando entre sollozos.
Se distanciaron.
Vivieron, experimentaron, rieron viendo otros ojos.
Extrañaron.
Las imágenes del pasado volvieron.
De pronto, se encontraron presas de un devenir de pensamientos, de una vorágine de sentimientos.
Reminiscencias imposibles de arrancar de raíz.
Volvía la tristeza.
Transitaban las calles con el alma desgarrada.
Sus cuerpos nauseabundos de angustia se sostenían por ósmosis.
Los pensaron tanto que lograron entrar en sus sueños.
Entre la bruma del espejismo pidieron no quedar en el olvido.
La quimera fue un alivio transitorio que sellaron en la realidad con unas líneas y la luz de una vela.
Sacudieron el mundo del otro, pero no fue más que eso, un temblor.
Despertaron. Cayeron en cuenta que era una alucinación.
Un buen día trajo nuevas caras. Otros ojos los seducían.
Regresa el alivio, se esboza nuevamente una sonrisa en su rostro aún demacrado.
Se renueva la esperanza.
Pero, quedan vestigios en aquellas ruinas.
Son débiles, todavía no pueden quitarse las cadenas.
A ellos, el perdón, el respeto, el recuerdo, el olvido y la libertad.