martes, 26 de abril de 2016

Diario de mi cáncer: Finding peace and self control

Van Gohg- Noche estrellada.

Jueves 14 de marzo, esperaba a que Adriana (mi médica) me llamara para hacerme el respectivo control después de la cuarta quimio. Me acompañaba Ía, la abuela de mi amiga Lorenza. Nos sentamos en uno de los sillones negros de cuero que están en el tercer piso del Fleming, hacía mucho de ese calor hipócrita, ese húmedo que te confunde, si te quitas el abrigo te da frío y si no te cocinas. Empecé a transpirar y Magaly (mi peluca) se hacía más pesada.

- Me molesta Magaly, me la quitaría para resfrescarme.

- Mire alrededor, Alejita, todos están igual, pelados. Dijo Ía.

Nos reímos.

- Y sí, al carajo!

Me saqué la peluca y sentí tanto alivio. De inmediato unas señoras que estaban cerca viraron la mirada hacia nosotras y vinieron de prisa.

- Qué peluca tan genial y vos te ves increíble.

- Gracias, así me siento.

- Pensé eras vos la que acompañabas a la señora.

-¡Sorpresa!

- De verdad que es de no creer, te ves muy bien.

Aquella señora de gorro y cara pálida tenía razón, no sólo me veía bien, los exámenes también salieron perfectos, el tratamiento va viento en popa, por fortuna. Esos días me jacté de lo bien que estaba con mis amigos y familia, sin embargo, todo lo que sube baja y cada quimioterapia es una oportunidad para trabajar algo.

El miércoles 20 tuve la quinta quimio, antes de entrar escribí en el grupo familiar de los Vanegas un poco temerosa "Vamos a ver qué me pone a trabajar esta vez el tratamiento", todos me desearon suerte y vaya que la iba a necesitar.

La quimio fue la misma, duró el tiempo acostumbrado, pero esta vez fui a hacer pis más veces de lo normal, o sea,  que en algo sí cambió, o  es mi organismo el que se está transformando. Se lo comenté al enfermero.

-Antonio, no estarás haciendo alguno de tus experimentos conmigo.

- Ja, no señorita, cómo se le ocurre. Todo está igual.

- Espero porque las ganas de hacer pis son incontenibles.

- Y bueno, el organismo se está restructurando con la medicación.

Sus palabras me dieron vueltas en la cabeza las dos horas del proceso. Me dormía y despertaba asustada.

- ¿Está bien, Alejita?

- Sí, Ía, tranquila, a veces pasa esto. La barca a veces se mueve.

- Me avisa, no sea que se me hunda.

Todo el resto del proceso estuvo sobresaltado, no estaba tan tranquila como antes, sentía el corazón a mil, un hueco en el pecho y parecía que mis ojos lloraran solos. Me tomé un par de fotos y los veía doloridos, habían cambiado su expresión.

Salimos del Fleming y estaba mi jefa en la tele.

- Van a ser días movidos en el trabajo.

Fuimos rumbo a mi casa. Ía me hizo una sopita, comimos y al rato llegó Cata  a mi casa, una ex compañera de El Tiempo. Cata había llegado hacía unos días a Buenos Aires con unos motivos muy similares a los que me trajeron a mí a esta ciudad, con las conversaciones me di cuenta que eran casi los mismos: un cambio de vida radical acompañado de un consabido salto al vacío sin oportunidad de mirar atrás.

- Bueno, esta ciudad te va a transformar miles de veces. Yo no soy la misma que llegó aquel 2 de noviembre de 2012, mira nada más, no tengo pelo- risas-y creo que al final de esta semana tampoco me pareceré a lo soy hoy. Paciencia y valentía.

Cata iba y venía con amigos, clases y encuentros. Yo también fui y vine, amigos, cenas, cine y hasta el bautizo de la hermosa Antonia, en el que fui madrina representativa, y mientras tanto, entre evento y evento este ser iba sufriendo una estructuración y restructuración acompañada de taquicardias y una sensación de vacío y angustia que se hacía más profunda y que sólo conseguía sosiego cuando me sentaba frente al señor del cuadrito fucsia (una réplica pop de un Sagrado Corazón de Jesús de mi abuela Pachi) .

Stoker

No importa a dónde hubiera ido, con quién hubiera estado, qué estuviera haciendo, traté de refugiarme en el trabajo pero fue imposible, en los amigos y nada, este sentimiento iba conmigo pisándome los talones y actuando como un inquisidor, preguntándome por todos los vacíos, los errores, por las culpas, por la insatisfacción, el miedo, la ira, ¿Qué vas a hacer con ellos cuando vuelvan? ¿Cómo los vas a llenar? ¿Qué quieres? ¿Quién eres? ¿A dónde vas? ¿A dónde perteneces?

Era ese pasado no resuelto, ese karma individual, esas cadenas que he heredado, un legado que es mío por casta pero que me niego a repetir, tal cual le ocurría a Mia Wasikowska en la peli Stoker (en la que una chica inocente tenía un instinto asesino heredado que desconocía pero que descubrió por la inesperada llegada de su tío a la casa que compartía con su madre). Aclaro que este no es mi caso, es decir, no soy una asesina psicótica, pero la sensación, la ambivalencia, la dicotomía que vivía en la adolescente era la misma que estaba experimentando.

Algo sí era claro, yo quería liberarme, sanar y conciliarme con ese pasado pero ¿Cómo? El hueco me estaba tragándome entera, al punto que el viernes 22 llegué a media noche de cine y tuve que llamar a una ambulancia para que vinieran a hacerme un electrocardiograma. El corazón se me salía por la boca, no había manera de deternerlo y sorpresa, estaba sola, Cata había salido con unos amigos y bueno, cada quien estaba en su vida. Veinte minutos después de la llamada de emergencia llegaron los médicos del servicio de Galeno (mi obra social). Bajo y les abro.

-¿Quién es el enfermo?

- Yo.

-¿Vos? ¿Y qué hacés acá?

- ¿Y quién les abre?

-Tan mal no te ves.

- Me toca hacerme la fuerte y convencer a mi cuerpo y mente de que estoy bien, o por lo menos lo mejor posible, otra no me queda, vivo sola y tengo cáncer.

- Chica la valentía- dijo el médico.

Sonreí.

Mientras me pegaban las chupas alrededor del corazón para hacer el electro empezaron a hacer la consabida y trillada pregunta de por qué vivo sola y bueno, salió de nuevo a relucir la masticada y remasticada historia de mi cáncer que ya no me sabe a nada y estoy que escupo.

- Repito, chica la valentía,

El electro dio bien, la tensión no estaba tan alta, la temperatura tampoco, así que no les quedó más que decirme que tomara un tecito de manzanilla y a la cama a descansar.

- Vos lo que necesitás es estabilidad, encontrala para vos, el resto se acomodará solo.

Finding peace and self control

Días antes había tirado la idea entre mis compañeros de la facu y entre otros conocidos de compartir el depto, primero porque me aterrorizaba que me volviera a dar taquicardia estando sola (me imaginaba como una de esas solteronas llenas de gatos que las encuentran muertas un mes después de un paro cardiaco), segundo porque necesito compartir gastos y labores en el depto, tengo que reconocer los límites de mi cuerpo y mi bolsillo, subo los tres pisos de la clínica y me agito.

Estaba perdida entre esa necesidad y las palabras del médico, que me quedaron sonando toda la noche, el día siguiente en la cena con Mafe, su esposa y su mamá siguieron retumbando, también en la madrugada mientras veía Sex And the City, todo el bautizo de Antonia el domingo, el almuerzo del bautizo, en la llegada a casa las recordé y lloré tratando de buscar una respuesta acertada, luego volvieron a asaltarme en la cena del domingo con Vivi y Cata y, cuando ellas se fueron pasadas las diez de la noche y cerré la puerta del depto sintiendo una inexplicable paz,  me cayó la ficha, debo quedarme sola y encontrar la armonía conmigo mismo y mis gatas.

Recordé las palabras del padre que por enésima vez me confesaba por estos días (en menos de tres meses he pasado por el confesionario casi una vez por semana, yo creo que el cura se pregunta por qué no hago una gran confesión y me dejo de joder, pero es que cada vez aparece algo nuevo por resolver, pobre hombre).

- Vos sos de la montaña, ¿no? ( A eso se refiere con que Cúcuta queda sobre la cordillera). ¿En la montaña podés correr?

- Y si te esfuerzas un poco lo logras.

Rió e hizo cara de "qué testaruda que sos".

- Pero te cansás, te agitás y te podés caer por andar a las corridas. Vos estás subiendo cuesta arriba y tenés dos opciones o seguir yendo a los tropiezos o ir despacio disfrutando el paisaje, caminando serena, tranquila, eso es lo que te presenta Dios, un camino un poco más largo y paciente pero lleno de riqueza y paz.

Así que decidí alejar de mi vida muchas situaciones que intentan de alguna manera aligerar el paso innecesariamente como por ejemplo, la astrología (¡chao Mia Astral!) y otras pavadas que te apendejan, también dije adiós a esa prisa por controlarlo todo, por evadir el sentir, por pasar de largo las etapas, por tratar de taparlas con trabajo. Si las puertas están abiertas que todo fluya, pero que circule al paso debido para dejar de ahogarme constantemente en un mar de lamentaciones y angustias y que por fin esta barca tome el camino correcto. Soy muy joven aún y tengo todo un lienzo nuevo y blanco el cual llenar de colores, nombres e historias.













1 comentario:

  1. sabia y divertida son las 2 palabras que llegan. hay mucho que aprender <3 te quiero y te admiro ratis

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